» La Joya, la Plaza de las Monjas, La Soledad, San
Pedro o Saltés son sólo algunos de los espacios de la ciudad que
cuentan con restos que corren el riesgo de que se destruyan, a pesar de
que por su antigüedad y características merecen ser conservados y
promocionados. El arqueólogo Diego Batanero, de Ánfora, llama la
atención sobre la necesidad de estudiar este patrimonio único. Los
onubenses tienen la última palabra.
Por este motivo, en Huelva Buenas Noticias hemos creído necesario hacer un repaso a los espacios arqueológicos más significativos, -al menos descubiertos hasta el momento-, en la ciudad de Huelva. Yacimientos que en su gran mayoría permanecen todavía ocultos o prácticamente olvidados. Un trabajo para el que hemos pedido la ayuda del arqueólogo Diego Batanero, de Ánfora, gran conocedor del tema, tanto que ha sido la persona que denunció el expolio cometido en La Orden-Seminario durante las obras de la estación del AVE.
En este aspecto, Diego deja claro que hablar de yacimientos en plural es un tanto incorrecto, teniendo en cuenta que toda la ciudad de Huelva forma parte de un único y gran yacimiento, dado que, a diferencia de otros emplazamientos tan conocidos en la provincia como Tejada la Vieja y Tejada la Nueva, que son yacimientos diferentes, el origen de los restos que podemos encontrar en la Plaza de las Monjas, La Palmera o la Plaza de la Soledad de Huelva pertenecen a una misma unidad, resultado de la evolución o desarrollo de la capital. Así que en la ciudad todo forma parte del mismo yacimiento, creado de manera natural desde hace 5.500 años hasta hoy, si bien ha habido momentos de ocupación más o menos intensos, dependiendo de la etapa histórica a la que nos refiramos.
Eso sí, existe un estudio realizado en el año 1999 de la Zona Arqueológica de Huelva que delimita áreas de más o menos interés, dependiendo de la calidad de la estratigrafía o de los restos. Un trabajo que si se analiza demuestra que se han destruido muchos restos, aunque también que existen muchas leyendas urbanas sobre esa destrucción que no son ciertas, puesto que “todavía queda mucho conservado. Y hay que tomar conciencia de ello para evitar que se destruya. Quizás lo único positivo del expolio de los restos de La Orden-Seminario es que la ciudadanía ha comenzado a tomar conciencia de la enorme riqueza patrimonial de Huelva, por lo que debe ser protegida”, comenta rotundo Diego Batanero.
Una conciencia ciudadana fundamental para que Huelva mantenga su patrimonio con todo el valor que éste tiene y que podrá hacer que sea innecesarias, por ejemplo, operaciones como la que llevó a cabo hace un tiempo el Seprona, cuando recuperó una estatuilla fenicia que había sido encontrada por un particular en un solar del centro de Huelva, posiblemente en el entorno de la calle Concepción, un área que se edificó hace unos años, antes de que se declarara la Zona Arqueológica de Huelva. “Una declaración que muchos entendieron como una zancadilla, como ha sucedido con algunos promotores privados, que pensaban que era como una multa para obtener la licencia para edificar en la zona en la que se encontraban restos. No había conciencia de que el patrimonio hay que conservarlo, sino sólo se pensaba en edificar para obtener un beneficio económico”, comenta Diego.
Un hecho que ha dado lugar, por ejemplo, a que un solar de la Plaza de la Soledad haya quedado abandonado después de que apareciera en la zona una edificación romana y otra de la época islámica, abandono que se produjo al no poder edificarse este solar con el riesgo de que estos restos acaben destruidos con el paso del tiempo, “cuando lo que habría que hacer es un estudio arqueológico de la zona”. Recordemos que en La Soledad aparecieron casas islámicas, romanas y tartésicas en el espacio que queda por urbanizar junto a la plaza.
Una vez que aparecen restos arqueológicos durante unas obras se deben estudiar y, luego, los restos se trasladan a un lugar adecuado o, bien, se conservan en la misma zona donde se han encontrado. Eso sí, si nos ceñimos a la normativa, ésta indica que los restos deben conservarse in situ y que el tratamiento del subsuelo será excepcional al tener restos arqueológicos.
Con esta base, los yacimientos más destacados de Huelva hallados hasta el momento y que permanecen ocultos o en el olvido son:
1. Cabezo de la Joya. Necrópolis del periodo tartésico, situada en pleno centro urbano de Huelva, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes en la Península Ibérica. El conjunto de tumbas excavadas a finales de los años 60 por Juan Pedro Garrido Roiz dio como resultado una numerosa colección de objetos rituales de bronce, oro, plata, marfil, alabastro y cerámica, que se conservan y custodian en el Museo de Huelva, habiéndose encontrado, por ejemplo, piezas que han sido expuestas recientemente en el Museo de Nueva York.
En la zona existe un plan urbanístico y una programación para que se pongan en valor estos restos y existe concienciación al respecto por parte de los propietarios del terreno para que se conserven estos restos, que fueron los que pusieron en el mapa arqueológico europeo a Huelva. Sin embargo, hasta ahora, salvo una pequeña intervención que se llevó a cabo en los años noventa, no se ha hecho nada en la zona. Así que, de momento, hay riesgo de que toda esta riqueza se pierda.
La necrópolis de La Joya es uno de los yacimientos más espectaculares e importantes de la Protohistoria peninsular. El conjunto, con un total de 19 tumbas excavadas, presenta una abundancia, diversidad y riqueza de materiales único. Es una evidencia de la próspera economía basada en las relaciones entre Iberia y el Próximo Oriente mediterráneo, teniendo como focos principales la isla de Chipre y la ciudad de Tiro.
2. Cabezo conocido popularmente como de la Diputación, situado frente al Cabezo de La Joya, detrás del colegio Virgen del Rocío. Un área que, según Batanero, no está protegida como zona arqueológica, sólo por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), lo que supone una protección muy inferior, ya que no es obligatorio intervenir arqueológicamente de forma previa, “cuando es probable que allí se conserven restos de un alto valor al estar tan cerca de La Joya”. Una protección complicada, porque, al parecer, existen problemas con la titularidad de la propiedad del terreno en el que se ubica.
3. Plaza Arqueológica. Un espacio que surge a raíz de una planificación para poner en valor unos restos que luego nunca han visto la luz, cuando es una cuestión que aparece en el PGOU de 1999, es decir, hace 20 años. Y todavía no se ha hecho nada. Por este motivo, Batanero pide a las administraciones que tomen nota al encontrarse estos restos en suelo público.
4. Plaza de las Monjas. Un lugar céntrico y muy conocido de Huelva, bajo el cual permanece todo un edificio completo de la época romana. “En la plaza se hizo un trabajo incluso para cambiar las losetas que podría haber sido aprovechado para poner en valor esos restos. Una pena, porque si se obliga a los particulares a conservar los restos, administraciones como el Ayuntamiento o la Junta de Andalucía tienen que dar ejemplo de ello”, comenta el responsable de Ánfora.
5. Plaza y Cabezo de San Pedro. Tal y como nos explica Diego Batanero, estaba previsto en el PGOU una expropiación, ya que hay parte de los restos que se encuentran en espacio público, con el objetivo de integrarlo todo, permitiendo de esta forma conservar algunos de los restos más antiguos que existen de la ciudad de Huelva. “Incluso, en el pasado, algunos políticos prometieron que iban a reconstruir el Castillo de San Pedro”, nos dice.
Este yacimiento presenta una extensa ocupación, con un encuadre cronológico amplio que abarcaría hasta los momentos iniciales del Bronce Final, a periodos más modernos que incluirían la época Medieval Cristiana. El resto constructivo más significativo lo constituye un muro ancho de mampostería y pilar de sillares en su tramo medio, excavado durante la campaña de 1978. Se dejó al descubierto en casi 10 metros, pero, con toda seguridad, continua hacia el Oeste bordeando el Cabezo y que, tras los estudios realizados del abundante material que lo acompañaba, se puede fechar en el siglo VIII a.C., según los datos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH).
6. Fuente Vieja y Acueducto de Huelva, con su punto de acceso desde El Conquero. La entrada a la Fuente Vieja se encuentra en la calle Menéndez Pelayo, en el barrio de Las Colonias, una vía sin salida tras la que se encuentra el Cabezo del Conquero. Está considerado como el elemento histórico de mayor relevancia conservado en la ciudad, es decir, la galería subterránea del antiguo acueducto, que data de época romana, recorriendo la ciudad desde la barriada de Las Colonias hasta las inmediaciones del Cabezo de San Pedro. El acueducto originariamente saldría de la zona del actual Santuario de Nuestra Señora de La Cinta y finalizaría en el Cabezo de San Pedro, teniendo un único tramo aéreo para salvar un desnivel de 20 metros en el actual paseo de Buenos Aires.
Este acueducto subterráneo de Huelva es una obra hidrológica civil del siglo I d. C. Su función fue suministrar agua a Huelva durante los años de mayor esplendor de la ciudad romana, entre mediados del siglo I y principios del siglo II. Tras la época romana, el acueducto siguió abasteciendo a la ciudad hasta después del siglo XVI a través de diferentes fuentes ya desaparecidas. En el siglo XVIII, el mantenimiento del acueducto fue prácticamente nulo, un abandono al que hay que sumar las desastrosas consecuencias que sobre esta estructura tuvo el Terremoto de Lisboa de 1755. Las reparaciones de 1772 permitieron al acueducto vivir una segunda edad de oro, cuando se devuelve la conducción de agua a la Plaza de San Pedro. El acueducto romano siguió siendo el principal medio de abastecimiento de agua de la ciudad hasta casi inicios del siglo XX.
A este respecto, Batanero resalta la actuación que recientemente se ha puesto en marcha de la mano de la arqueóloga municipal Rocío Rodríguez Pujazón en la Fuente Vieja, un punto de extracción de agua del acueducto, si bien aún queda mucho por investigar.
7. Parque Moret. El Parque Moret forma parte de la necrópolis del periodo orientalizante onubense. Las investigaciones arqueológicas han demostrado la presencia de túmulos, lo que significa que algunas de las pequeñas elevaciones que encontramos en el parque son de origen artificial, realizadas como monumentos funerarios que marcan un lugar de enterramiento de miembros destacados de las sociedad tartésica (siglos VII-VI a. C.). La importancia del Parque Moret como lugar de enterramiento tartésico fue dada a conocer por Juan Pedro Garrido Roiz, continuador de los trabajos del afamado arqueólogo Jorge Bonsor, quien en los años 20 ya realizara una pequeña excavación, apuntando el hallazgo de la necrópolis tumular, que pasaría posteriormente a ser protegida mediante el Sector A-2 de la Zona Arqueológica de Huelva.
A pesar de ello, en la actualidad, los viandantes tan sólo pueden observar un monolito de granito sin que se explique en ningún momento la importancia de este espacio, ni tampoco se realiza un control del mismo, cuando se llevó a cabo un proyecto con una inversión económica importante en los Túmulos 1 y 2, objeto de intervenciones previas escasamente documentadas, con el objetivo de que fueran abiertos de nuevo para estudiar su estado, sus posibilidades y la aportación de nuevos datos de interés. Por ello, todavía quedaría mucho por hacer aquí.
8. Cabezo de la Almagra. Se trata de un asentamiento rural de Huelva que se creó con el cambio de era y que se desarrolló en el siglo III a. C. hasta el siglo VI. A raíz de la importancia de estos restos, el Ayuntamiento de Huelva y el Colegio de Arquitectos de Huelva convocaban un concurso de ideas para elegir un proyecto urbanístico para la zona. El ganador de aquel certamen fue el actual edificio del centro de interpretación, obra del arquitecto Sebastián Cerrejón Hidalgo, ubicado en el Campus de El Carmen de la Universidad de Huelva e inaugurado en el año 2011.
El espacio, con una superficie de 21.489 metros cuadrados, se plantea como un museo al aire libre donde el visitante puede realizar, a través de hallazgos arqueológicos, un recorrido por distintas etapas históricas de Huelva. Sin embargo, en la actualidad, el centro se encuentra cerrado, por lo que habría que garantizar su mantenimiento, porque se ha abandonado su puesta en valor.
9. La ciudad islámica de Saltés. Situada en el Paraje Natural de Marismas del Odiel, en una Reserva de la Biosfera, este enclave ha sido el escenario de destacadas civilizaciones, puesto que, por ejemplo, se le atribuye ser la capital de Tartessos, lugar de desarrollo de la industria del salazón en la época romana o un rico yacimiento arqueológico árabe. A pesar de ello, “en ningún país del mundo se tiene una ciudad islámica completa y se tiene abandonada durante cuarenta años, como sucede en Huelva”, declara Batanero. Es cierto que se diseñó un plan director en la zona, pero nunca se llevó a cabo, si bien en 2014 se proyectaron excavaciones que han dado lugar al descubrimiento de la Alcazaba de Saltés. Estos trabajos han permitido dar continuidad a las campañas arqueológicas anteriores que se centraron en el urbanismo islámico de la ciudad taifa. Sin embargo, los trabajos no se han continuado, quedando todavía muchas lagunas.
10. La Orden-Seminario. Área en la que se ha producido la reciente destrucción de patrimonio. Se trata del yacimiento donde fueron hallados dos depósitos con 29 estatuillas que poseen unos 5.500 años de antigüedad. Una colección única en la Península Ibérica con un alto valor simbólico que se utilizaban para cultos y celebraciones religiosas al representar deidades prehistóricas. Estos ídolos cuentan con diferente tamaño, mostrándose prácticamente todos en forma cilíndrica. En su estética destaca el hecho de que, en su mayoría, tenían los ojos tallados en forma de soles.
Estas figuras están fechadas entorno al tercer milenio antes de Cristo, lo que confirmaría el origen de la ciudad de Huelva en la Edad del Cobre y, por tanto, mucho anterior a la civilización tartésica. Unos vestigios que sitúan a Huelva en los albores de Occidente.
Además de estos diez yacimientos que han sido enumerados, tampoco se pueden olvidar otros puntos arqueológicos de interés en Huelva, como son el Cabezo de La Esperanza y el Parque Alonso Sánchez, que no han sido citados porque sus restos han sido destruidos ya en un 90%, por lo que es poco lo que se puede recuperar.
Al mismo tiempo, sí se han puesto en valor en Huelva los restos encontrados bajo la tienda de Sfera en Huelva, restos de Domus romana, que se encuentran en la esquina de Vázquez López con Arquitecto Pérez Carasa; el tramo del acueducto romano, templo (podio) y murallas fenicias y monumento funerario integrados en el edificio Tempa Moliere, en el antiguo colegio Francés; y los muros de contención tartésicos y fenicios y cimientos de un castillo árabe y una muralla del siglo I, que se encuentra integrada en un edificio de viviendas de la plaza de San Pedro. Aunque en estos casos no se ha planteado un mantenimiento de los mismos y es necesaria una conservación.
En cualquier caso, para el arqueólogo, “una de las cuestiones que nos enseña el Seminario, no es sólo que la ocupación de la península en la que se configura Huelva data de 2.000 o 3.000 años antes de Cristo, sino que los restos son sutiles y, por tanto, fáciles de destruir. Unos restos que pueden encontrarse en otros muchos lugares de Huelva”. En este aspecto, Diego Batanero reafirma que en la zona La Orden-Seminario quedan unas 11 hectáreas por investigar, es decir, el 80% del terreno, del que, en su mayoría, es de titularidad pública, perteneciente al Ayuntamiento de Huelva y la Junta de Andalucía, por lo que anima a las administraciones públicas a apoyar la investigación en la zona.
Y, en este sentido, también llama la atención sobre el espacio de Montija, donde asegura que “hay igual o, incluso, más restos que en el Seminario. Y, sin embargo, no está protegido. Es cierto que se han llevado a cabo trabajos de prospección con carácter superficial, pero no se ha estudiado el subsuelo, por lo que no ha sido suficiente. Estamos seguros que entre la carretera H-30 y el Cementerio y la Ribera de la Nicoba sucede lo mismo que en el Seminario. Hay restos arqueológicos innumerables que se encuentran en el sustrato, por lo que deberían realizar trabajos arqueológicos muy cuidadosos para que no se destruyan los restos. Tanto es así que pensamos que dentro de unos años cuando se autorice construir en Montija aparecerán restos arqueológicos que se entenderán como un yacimiento aislado, cuando, en realidad, forman parte de la zona de La Orden-Seminario”.
Por todo ello, desde Ánfora se hace un llamamiento a todos los responsables para que se tenga en cuenta que “todavía queda mucho por descubrir en Huelva, restos muy antiguos y con el riesgo de destrucción”. Los onubenses tienen la última palabra.
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