El embarcadero más importante construido por los ingleses en España es sin duda el de la compañía de Rio Tinto, en la margen izquierda del río Odiel, en Huelva.
Dos ingenieros ingleses intervinieron en la construcción del embarcadero de minerales de RTC en Huelva, uno como diseñador y creador de la idea y el otro como ingeniero a pie de obra, vigilante de los trabajos: Sir George Barclay Bruce nacido en Newcastle en 1821 y Thomas Gibson nacido en Tarsdon, Northumberland, en 1843, el cual trabajó en los muelles de Londres y otros puertos ingleses con estructuras de pilotes roscados o que le hizo adquirir gran experiencia en este tipo de construcciones. En 1868 fue nombrado miembro de la I.C.E., fue ingeniero residente en el Reneough Bridge en Newcastle donde lo conoció Bruce que le propuso ser director de la obra del muelle de la Rio Tinto Company en España, aceptando Gibson que se incorporó a Huelva en julio de 1874.
El muelle se puso en marcha en marzo de 1876 y se cerró en mayo de 1975, casi un siglo después. Aproximadamente 130 millones de toneladas de mineral se han embarcado por él a lo largo de su dilatada etapa de actividad.
En los años 70 del pasado siglo y para ejecutar el paseo marítimo de la ría de Huelva, se desmontó un tramo de
Pero lo más importante para el futuro del muelle ha sido sin duda la toma de conciencia por parte de la ciudad de Huelva del valor de este embarcadero como monumento histórico y declarado como Bien de Interés Cultural, expresión máxima de la arqueología industrial británica del XIX.
Consecuencia de ello, han sido los dos proyectos de rehabilitación del muelle, uno de ellos llevado a cabo en el sector que se adentra en la ría y otro en el tramo de tierra adentro, que han permitido recuperar buena parte de la estructura de este artefacto industrial, hoy declarado bien de interés cultural. En el primero de ellos se ha rehabilitado su estructura metálica y se encuentra a la espera del montaje de las viguerías y plataformas de madera. El tramo terrestre se encuentra totalmente terminado, a excepción de su arranque ejecutado en madera, y permite pasear hoy por encima de la gran estructura, en espera de la unión de sus dos partes para poder adentrarse paseando sobre la ría onubense a bordo de este gran barco varado, que nos retrotrae a los tiempos nostálgicos de la tecnología británica del siglo XIX, y al esplendor de aquellos embarcaderos, diseñados en unos casos para el embarque del mineral y en otros para el ocio de los visitantes, dándose aquí el caso de que el muelle de Riotinto, una vez finalizada su actividad industrial, pueda iniciar una segunda etapa de vida como muelle de ocio y recreo para orgullo de los que supieron conservarlo y legarlo a la posteridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario