La fiebre minera de finales del siglo XIX y principios del XX provocó un incremento importante de la producción minera, que conllevo a su vez, un intenso trafico de minerales a traves de los distintos medios de transportes mas pertinentes, buscando una mayor rentabilidad empresarial.
El río Guadiana constituyó una alternativa económica para la rentabilidad del transporte de minerales de las minas ubicadas geográficamente al noroeste de la provincia de Huelva y al nordeste del Algarbe portugués. Sus magnificas condiciones de navegabilidad acreditado ya desde época romana y tartésica, habían permitido históricamente utilizar el medio fluvial pare tal fin.
Para los minerales de Cabezas del Pasto y Herrerías se había pensado enlazar al este con el ferrocarril de Tharsis, para llevar a Huelva el mineral, pero además de depender de otra compañía minera era muy costoso el transporte, por lo que rápidamente se desecho esta opción.
Finalmente se optó por el transporte fluvial a troves del río Guadiana en los puertos de la Laja, para los minerales de Cabeza del Pasto y Herrerías; y de Pomareo, para los minerales de Santo Domingo.
El puerto de La Laja venía siendo utilizado ya desde 1885 como cargadero de mineral del manganeso procedente del enclave minero de Santa Catalina, así come para los minerales procedentes de Herrerías, que en un primer momento llegaban a través de caballerías, hasta la construcción del ferrocarril en 1888.
El desarrollo de la actividad minera y como tal el aumento de las toneladas de transporte hizo necesario la ampliación de la capacidad del muelle, así como la mejora de sus instalaciones, incluyendo dotar de mayor calado el río Guadiana, para dar entrada a barcos de gran tonelada. Estas mejoras fueron llevadas a cabo sobre 1923 por la Societe Anonyme de Saint Gobain, adjudicataria de los negocios en estos momentos.
En la mina la carga del mineral sobre los vagones se hacia directa y rápidamente por gravedad, con solo abrir las compuertas de contrapeso de las grandes tolvas que contenían el mineral triturado. Al llegar a La Laja, descargaban los vagones sobre la parte alto de las tolvas, basculando automáticamente.
Para llevar el mineral a los barcos se utilizan una serie de vagonetas sobre las que descargan varias compuertas situadas en la parte inferior de las tolvas. Estas vagonetas son conducidas a brazo y al llegar al final del muelle basculan automáticamente sobre dos mangas o coladeros por los que se conduce el mineral a las bodegas. Estos coladeros pueden girar en sentido horizontal y también en el vertical para dar paso a los buques al salir o cambiar de bodega, realizándose estas operaciones de mover los coladeros can tornos movidos a mano.
Las instalaciones del puerto de La Laja eran muy sencillas y de una extraordinaria eficiencia. Frente al embarcadero tiene el Guadiana gran anchura, lo que permiteía el fácil reviro de los barcos. La única limitación vienía impuesta por el calado, generalmente escaso por los descuidos en el dragado del río y barra, que no permitía la salida de barcos con más de 2.000 toneladas de pirita, las cuales se suelen cargar en un solo día.
Junto al embarcadero al igual que ocurrió en Cabeza del Pasto, La Isabel, El Sardón, etc., se produjo asentamientos poblacionales para albergar al personal que trabajaba en estas instalaciones. Se dio alojamiento a los ingenieros de la mina, al práctico del puerto y a los obreros, constituyendo un poblado minero con una topología típica de las cuarteladas mineras, (hileras de viviendas de una planta, adosadas, con cubiertas de tejas a dos aguas, etc.), Además de las viviendas se construyeron el resto de la maquinaria a instalaciones necesarias para el correcto embarque del mineral, como eran tolvas, planos inclinados, grúas, báscula, depósitos, muelles de atraque y casa de máquinas.
La crisis minera de los años 60 provocó el abandono de las instalaciones férreas y portuarias, causando can el paso del tiempo un alarmante deterioro, que en la actualidad, con diferentes proyectos están intentando paliar, para que el patrimonio cultural e industrial de esta zona siga latente.
Actualmente existe la vía verde del Guadiana inaugurada en el 2001, de 17 Km. entre el puerto de La Laja y mina Isabel, que discurre por el antiguo ferrocarril minero. Además se proyecta convertir el Puerto de La Laja en un Centro Ecológico y de Deportes, así como en un Centro de Interpretación virtual del Bajo Guadiana.
Para los minerales de Cabezas del Pasto y Herrerías se había pensado enlazar al este con el ferrocarril de Tharsis, para llevar a Huelva el mineral, pero además de depender de otra compañía minera era muy costoso el transporte, por lo que rápidamente se desecho esta opción.
Finalmente se optó por el transporte fluvial a troves del río Guadiana en los puertos de la Laja, para los minerales de Cabeza del Pasto y Herrerías; y de Pomareo, para los minerales de Santo Domingo.
El puerto de La Laja venía siendo utilizado ya desde 1885 como cargadero de mineral del manganeso procedente del enclave minero de Santa Catalina, así come para los minerales procedentes de Herrerías, que en un primer momento llegaban a través de caballerías, hasta la construcción del ferrocarril en 1888.
El desarrollo de la actividad minera y como tal el aumento de las toneladas de transporte hizo necesario la ampliación de la capacidad del muelle, así como la mejora de sus instalaciones, incluyendo dotar de mayor calado el río Guadiana, para dar entrada a barcos de gran tonelada. Estas mejoras fueron llevadas a cabo sobre 1923 por la Societe Anonyme de Saint Gobain, adjudicataria de los negocios en estos momentos.
En la mina la carga del mineral sobre los vagones se hacia directa y rápidamente por gravedad, con solo abrir las compuertas de contrapeso de las grandes tolvas que contenían el mineral triturado. Al llegar a La Laja, descargaban los vagones sobre la parte alto de las tolvas, basculando automáticamente.
Para llevar el mineral a los barcos se utilizan una serie de vagonetas sobre las que descargan varias compuertas situadas en la parte inferior de las tolvas. Estas vagonetas son conducidas a brazo y al llegar al final del muelle basculan automáticamente sobre dos mangas o coladeros por los que se conduce el mineral a las bodegas. Estos coladeros pueden girar en sentido horizontal y también en el vertical para dar paso a los buques al salir o cambiar de bodega, realizándose estas operaciones de mover los coladeros can tornos movidos a mano.
Las instalaciones del puerto de La Laja eran muy sencillas y de una extraordinaria eficiencia. Frente al embarcadero tiene el Guadiana gran anchura, lo que permiteía el fácil reviro de los barcos. La única limitación vienía impuesta por el calado, generalmente escaso por los descuidos en el dragado del río y barra, que no permitía la salida de barcos con más de 2.000 toneladas de pirita, las cuales se suelen cargar en un solo día.
Junto al embarcadero al igual que ocurrió en Cabeza del Pasto, La Isabel, El Sardón, etc., se produjo asentamientos poblacionales para albergar al personal que trabajaba en estas instalaciones. Se dio alojamiento a los ingenieros de la mina, al práctico del puerto y a los obreros, constituyendo un poblado minero con una topología típica de las cuarteladas mineras, (hileras de viviendas de una planta, adosadas, con cubiertas de tejas a dos aguas, etc.), Además de las viviendas se construyeron el resto de la maquinaria a instalaciones necesarias para el correcto embarque del mineral, como eran tolvas, planos inclinados, grúas, báscula, depósitos, muelles de atraque y casa de máquinas.
La crisis minera de los años 60 provocó el abandono de las instalaciones férreas y portuarias, causando can el paso del tiempo un alarmante deterioro, que en la actualidad, con diferentes proyectos están intentando paliar, para que el patrimonio cultural e industrial de esta zona siga latente.
Actualmente existe la vía verde del Guadiana inaugurada en el 2001, de 17 Km. entre el puerto de La Laja y mina Isabel, que discurre por el antiguo ferrocarril minero. Además se proyecta convertir el Puerto de La Laja en un Centro Ecológico y de Deportes, así como en un Centro de Interpretación virtual del Bajo Guadiana.
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